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Esteban Hernandez
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La práctica ancestral de usar elementos naturales como mobiliario rudimentario tiene raíces que se remontan a los albores de la civilización humana. Hace aproximadamente 30.000 años, durante el paleolítico tardío o el neolítico temprano, nuestros antepasados comenzaron a crear y esculpir sus propios muebles utilizando recursos como madera, piedra y huesos de animales. Esta tradición se evidencia en hallazgos arqueológicos como la estatuilla de Venus de Gagarino, Rusia, que representa a la diosa sentada en un trono. Otra estatua similar se encontró en Çatalhöyük, Turquía, datada entre el 6000 y el 5500 a.C., indicando la presencia común de estos muebles en ese período.
En Skara Brae, un antiguo asentamiento neolítico en Orkney, Escocia, que data de entre el 3100 y el 2500 a.C., se han descubierto muebles de piedra únicos. Debido a la escasez de madera en Orkney, los habitantes de Skara Brae se vieron forzados a utilizar piedra, un recurso abundante y fácilmente moldeable, para crear enseres domésticos. Cada vivienda en este sitio muestra una notable sofisticación y estaba equipada con una variada gama de mobiliario de piedra, incluyendo armarios, cómodas, camas, estanterías, asientos y mesas de lapa. El aparador de piedra tenía un lugar destacado, situado simbólicamente frente a la entrada de cada casa, siendo el primer objeto visible al entrar. Posiblemente, este mueble exhibía objetos simbólicos y arte decorativo, como las bolas de piedra tallada neolíticas que también se encontraron en el yacimiento.
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